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jueves, 31 de marzo de 2011

Hecho Histórico Y Caso

¿Una madre o dos amantes?

Hasta 1925 se creía que los pequeños individuos adheridos a las hembras eran no más que la desgarrada piel de jóvenes crías nacidas hace poco, la cual se había desprendido de los peces y había quedado adherida a la piel de la hembra. En 1925 un ictiólogo británico tras varias investigaciones afirmó que los pequeños vestigios de las crías eran en realidad peces anzuelo macho adultos  en un proceso natural de amalgamiento y reproducción, afirmación que luego fue confirmada (Jay Gould, 1983, p. 22). Para la época y aun para nuestros días ese hecho maravillo al mundo porque la “unión” se dio a conocer como un proceso reproductivo único e impresionante.  


Espécimen macho de escasos centímetros de longitud
Una madre por error

Un biólogo islandés de apellido Saemundsson, en 1922 capturó una hembra de Ceratias Holbolli, El biólogo quedó sorprendido al notar que habían dos pequeños peces Anzuelo adheridos a esta, describiendo lo que observo a primera vista Saemundsson citado por Jay Gould en 1983 (p. 22) escribió “pensé que estos jóvenes no eran más que pedazos desgarrados de piel que habían quedado sueltos. Aquellos pequeños peces estaban tan firmemente sujetos que sus labios habían quedado sellados en torno a un trozo de tejido de la hembra que llegaba hasta bien entrada su garganta.” La afirmación anterior fue refutada años después.


Bibliografía

Jay Gould, S. (1983), Dientes de gallina y dedos de caballo, New York, s. e.

Idea Propia

Algunos peces anzuelo mueren de hambre en el proceso buscar pareja

En 1983, Jay Gould (p. 25) enunció que cuando los peces anzuelo macho alcanzan una edad de madurez sexual, la boca se comienza a atrofiar lo que los obliga a buscar una hembra a la cual adherirse para recibir nutrientes de esta y no morir de hambre, por ello el pez corre una carrera contra el tiempo y la desnutrición mientras no encuentre a una hembra que lo alimente.

Algunos investigadores han encontrado individuos hembra de pez Anzuelo con varios machos, bastante solidarios, adheridos a ella menciona Jay Gould (p. 24) lo cual representa una contradicción evolutiva, ya que los machos compiten ahora por cuál de los dos será el que herede sus genes para la próxima generación de pequeños peces y lo harán por el resto de sus vidas. Lo anterior solo tiene sentido si se interpone el instinto de supervivencia: seguramente uno de los dos machos en busca de una hembra, ya con mucha hambre y muerto del cansancio finalmente encontró una posible pareja pero esta ya tenía un macho adherido, sin embargo la desesperación del pez lo obligo a adherirse a la promiscua hembra para poder sobrevivir.  

La gran cantidad de especímenes hembra a las cuales se han adherido más de un macho sugiere que encontrar una hembra es un proceso arduo y difícil donde solo los más fuertes y afortunados lo logran y donde muchos no aptos para el proceso mueren en el intento y en la soledad del océano. Como respuesta evolutiva los peces anzuelo deben compensar la cantidad de machos que mueren de hambre, de cansancio o incluso de enfermedades antes de encontrar una hembra, con numerosas camadas de pequeños jóvenes peces.  


Bibliografía

Jay Gould, S. (1983), Dientes de gallina y dedos de caballo, New York, s. e.